Calle Rogent

No hay calle más típica del Clot que la calle Rogent, una rambla con comercio a ambos lados de la vía, donde es posible encontrar de todo. Comercio de proximidad y de calidad, conocido y reconocido por su variada oferta, gentil atención y un excelente servicio con el que todos y cada uno de los establecimientos consiguen atraer a vecinos del barrio y de fuera de él que a diario acuden al carrer Rogent para realizar sus compras.

A lo largo de su trazado, esta vía de edificios no especialmente altos y casi todos con más de 50, 60 y más años de construcción, se alinean un buen número de árboles que ofrecen el mejor de los cobijos para cualquier paseo hacia arriba y abajo del barrio.

Antiguamente, esta calle estaba abierta al tráfico rodado e incluso por su calzada circulaba un tranvía, el 56, que hacía el recorrido hasta Collblanc y que se sustituyó en 1969 por un autobús. Durante las obras preolímpicas, en 1990, la calle Rogent se transformó en una calle para peatones, convirtiéndose desde aquel momento en una de las ramblas preferidas de los vecinos del Clot-Camp de l'Arpa para pasear, salir a comprar y compartir tertulia en cualquiera de las terrazas de los establecimientos de restauración de la zona.

Ahora bien, antes de calle, esta vía había formado parte del torrente del Bogatell que nacía en el Guinardó y bajaba por la calle de Sant Quintí. Desde allí buscaba el Camp de l'Arpa, entre el pasaje Catalunya y la calle Conca, y siguiendo el trazado de la actual calle Rogent, el torrente atravesaba el núcleo del Clot hasta la calle de Sant Joan de Malta, donde alimentaba los humedales.

Alrededor de 1882, el cauce de este torrente se empezó a urbanizar hasta convertirse, finalmente, en la calle Rogent, denominada así, en homenaje al arquitecto Elies Rogent.